La propiedad fue explotada (por sus antiguos dueños) de un modo no sostenible e intenso durante la década de los 90, en que el bosque nativo se astillaba para enviarlo por barco a Japón. Contra todo pronóstico, en un inventario de reconocimiento de la propiedad, se descubrió un bosque primario, 22 hectáreas que por algún milagro se había mantenido sin intervención humana, tal y como habían estado por miles de años. En el mundo en general, y en el sur de Chile en particular, los bosques vírgenes o primarios están desapareciendo de forma rápida e irreversible. En Chile, se encuentran en lugares alejados de los centros poblados (Cordillera de los Andes o en latitudes australes), y son muy poco frecuentes en el valle central. A partir del año 2008, se decide proteger y mantener este bosque primario sin intervencion humana, generando así una reserva integral para futuras generaciones. Dentro de esta reserva integral se encuentran 2 tipos de bosque:
Formación de 10 hectáreas de la reserva, y que está compuesta por 13 especies arbóreas: canelo, coihue de Chiloé, mañío macho, mañío hembra, tepa, luma, tiaca, ulmo, avellano, tineo, romerillo, sauco del diablo y tepú. Las características especiales de este bosque primario son: alto volumen de madera por hectárea (bosques muy densos), árboles de gran tamaño, sin intervención humana, árboles muertos y moribundos en pie, abundancia de epífitas y gran espesor de residuos y suelo orgánico.
Formación de 12 hectáreas de bosques pantanosos adultos puros e inalterados, dominados por el tepú (Tepualia estipularis). Durante el invierno presentan suelos inundados, al igual que ocurre en ecosistemas precordilleranos con el ciprés de las guaitecas y el alerce. La estrategia de supervivencia del tepual es una singularidad natural, porque queda suspendido sobre el suelo, para que sus raíces no se sumerjan durante el invierno, con troncos acostados paralelos al suelo, y ramas verticales que crecen hacia el sol. Estos bosques están profundamente arraigados en la historia, cultura y diario vivir de los habitantes continentales de esta región y sobretodo del archipiélago de Chiloé. Un paseo por el mismo, requiere andar sobre troncos que están suspendidos entre 1 y 2 metros sobre el nivel del suelo. Culturalmente, a lo largo de la historia, famosos viajeros, como Conrad Martens (1834), Charles Darwin (1835) y Carl Alexander Simon (1852), han mostrado a través de sus pinturas o crónicas un gran interés por las características únicas de estos bosques.